Si todo fue tan lindo entre los dos. Si nunca vivimos momentos malos que nos hicieran daño, ¿por qué te tenías que ir de mi lado?
Si te aguantaste mi
momento más difícil. ¿Por qué no te quedaste a disfrutar cuando todo iba a mejorar? Este momento lo quería vivir contigo. No solo, entre lagrimas e inestable como me tocó.
Si hasta me prometiste
que lo íbamos a celebrar... ¿cómo es que se te olvidó?
Si siempre te apoyé. Si te levanté siempre que estabas mal. Si te reafirmé tantas veces tu autoestima cuando dudabas de ti. Si te recordé tantas veces lo maravillosa que eres, porque tus ojos no podían verte como te ven los míos.
No me merezco este final.
¿Cómo es que vives más tranquila sin mí? Si mientras yo estaba todo lo hacía por tu tranquilidad, por tu felicidad. Nunca fui un obstáculo para ti.
Claro que me duele tu
ausencia por si misma. Claro que me duele que un día hayas decidido que no me
querías más a tu lado. Que no necesites besarme, que no me digas que me amas.
Pero realmente lo que
más me tiene abatido y derrotado es tu indiferencia, tu comodidad con este momento, tu
desapego a mí, a mi compañía, a nuestro tranquilo y noble amor.
Siempre sentí tu amor,
incluso antes de compartir mi vida contigo. Pero ahora, me siento un extraño en
tu vida. ¿En qué momento te cansaste de mí? ¿Por qué te dejé de gustar?
Te fuiste y me dejaste la vida completamente desbaratada.
Me dejaste lleno de inseguridades que no tenía. Hablando con psicólogos. Recibiendo consejos paranormales. Dudando hasta de mi ateísmo. Dudando de mi fortaleza. Dudando de ti, de mi, de todo. Te fuiste y quedé herido, decepcionado, desmotivado, desapasionado, desencantando con la vida.
¿Cómo es que me dices que vivimos ya demasiadas cosas? Como queriendo decir que ya es suficiente. Si en mis planes habían conciertos, viajes, regalos, tatuajes, restaurantes, películas y tantos momentos que nos faltaban por vivir.
¿Cómo es que la mejor persona que conozco me dejó tan a la deriva?
¿Qué te pasó, mi amor? ¿A dónde te fuiste? Esta mujer con el corazón de piedra no eres tú. ¿Dónde está mi niña dulce?
¿Dónde están nuestros
sábados? ¿Dónde están nuestras noches de hotel? ¿Dónde está mi “buenos días, hermoso”? ¿Dónde está mi alarma a las 9:30 de cada
noche? ¿Dónde estás tú? Avisame a qué planeta te fuiste y allá te voy a buscar.
Cómo es que te fuiste tan rápido.
