Después de casi un año de malos momentos, frustraciones laborales, profesionales, académicas y personales de repente comienzo a ver la luz al final del túnel. Perder el trabajo no es solo perder un empleo. Realmente eso es lo de menos. Perder un trabajo es perder dinero, perder autoestima, perder oportunidades, perder tiempo para disfrutar, perder sueños, perder expectativas y hasta perder confianza.
Así pasé estos últimos 11 meses. Intentando entender que había hecho mal para llegar a este momento tan triste, tan simple y tan sin ilusiones. Durante este tiempo intenté buscar dinero por otros medios. Intenté buscar trabajo y estabilizarme en otros lugares. Pero siempre algo pasaba, todo se derrumbaba y volvía a sentir esta horrible sensación de fracaso. ¿Voy a llegar a los 30 así? Pensaba casi todas las noches.
Sin embargo, parece que por fin terminará este mal momento. Se viene una oportunidad única que esperaba hace muchísimos años, pero que para ser sinceros, pensaba que ocurriría por ahí dentro de otros 10 años, y eso, si hacía las cosas demasiado bien con mi vida. Pero no, así sin pensarlo, planearlo, ni buscarlo decididamente ha llegado un chaleco salvavidas para mi vida que se hundía en un mar de depresión y confusión.
Si nada se cae, en los próximos días estaré cumpliendo un sueño. Espero así sea. Gracias vida, destino, dios, casualidad o lo que sea que haya permitido que llegue esta oportunidad a mi.
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